miércoles, 6 de junio de 2012

INVIERNO

INVIERNO
La estación del agua

El frío desciende sobre la Tierra en invierno, invadiéndolo todo. Es el tiempo de la nieve, del hielo, de las lluvias frías, del granizo. El agua se transforma en hielo, por eso se dice que el frío endurece. En el exterior, los animales también están helados, encogidos, sus músculos se contraen y tiemblan. En nuestro cuerpo el frío opera del mismo modo: sobre todo endurece los riñones, que son los órganos del Agua.

Para los antiguos chinos, un pueblo agrario, el invierno era la estación del reposo: se comportaban entonces como la naturaleza, la vegetación y los animales. En el Su Wen podemos leer: "Los tres meses del invierno evocan una reclusión. El agua hiela, la tierra se agrieta, uno se abstiene de trabajar fuera, se acuesta temprano, se levanta tarde, no antes del día. Uno se mantiene como escondido con la idea de permanecer en casa sin tener ganas de salir. Se rehúye el frío, se busca el calor, evitando las transpiraciones que agotan el soplo Yang. El Tao correspondiente es vivir recluido." 

Desgraciadamente, en la práctica, nuestra civilización ya no nos permite respetar este ritmo natural. Sin embargo, acoger el invierno es darle la bienvenida a la estación del reposo, de la meditación. Es permitirse la posibilidad de reponer las reservas. Deberíamos mentalmente acoger el invierno como acogemos la noche, acostados, relajados, dejando que venga el sueño. Es el momento de soltar.